miércoles, 7 de marzo de 2012

Otra de tecnología




La semana pasada en el médico me dieron cita para una extracción de sangre. En el ordenador salía la citación para las 8:50 h. La administrativa dijo que debía estar mal la hora, así que la tachó y me puso manualmente las 8:00 h. Ok. Me presento el día indicado a las 8:00 h. A esa hora empiezan las extracciones, pero a mi me toca por número a las 8:50 h (luego al final el cálculo del ordenador había sido bastante más acertado que el de la administrativa). Pelillos a la mar, sin rencores, que todos somos humanos y nos equivocamos. Después del pinchacito me voy a por el justificante médico donde indica “De 8:50 h a 9:00 h”. Le pido que indique desde las 8:00 h, puesto que fue a la hora a la que me citaron, y me dice “es que en el ordenador pone a las 8:50”. “Ya, lo entiendo, pero no corresponde con la realidad. La hora del
ordenador fue tachada manualmente, y yo llevo 1 hora aquí y debo justificarlo en el trabajo, porque yo entro a trabajar a las 8:00 y si la cita médica fuera a las 8:50 podría haber ido a trabajar antes de venir” “Si, pero no te puedo poner las 8:00 porque en el ordenador no me sale”. Y dale. Y yo un rato discutiendo para que me hicieran un justificante que reflejara el tiempo real que llevaba en el ambulatorio, a pesar de que el ordenador no lo dijera. La historia de siempre, colas y miraditas, y yo cabezona, porque cuando tengo razón la tengo. Al final tratando ya de rizar el rizo y rozando lo imposible en mis propuestas, le pedí. “Y puesto que la modificación de la hora fue manual, ¿no podrían hacerme un justificante manual?” Pensé que saltarían las alarmas y que alguien vendría con una camisa de fuerza a detenerme. Pero no, sólo malas caras (una mezcla de apatía, molestia, desprecio y reproche), y se abrió un
cajón de donde salió un talonario de justificantes gordito e impecable donde la administrativa escribió el horario correcto manualmente. Y la menda escapando con el documento, esquivando las miradas, temiendo haber sido demasiado osada y deseando cruzar la puerta de salida sin ser interceptada como sospechosa de nada.

Me parece estupendo que los ordenadores nos ayuden y simplifiquen la vida, pero hay gente a la que se le olvida que siguen disponiendo de neuronas aunque tengan una pantalla delante, y se nublan. Creo que un poco de flexibilidad en la vida, en el trabajo y en la tecnología hará falta siempre.

¿Llegará un momento que lo que no está recogido en un ordenador no exista? ¿Será capaz el mundo tecnológico de aplastar al mundo real, a pesar de su presencia física y sus evidencias? Con aliados y guardianes como estas administrativas, me temo que la tecnología arrasará con los humanos. Qué miedo me da esta gente que se cuadra tan firmemente con “lo que dicen” las máquinas, a pesar de que lo que ven sus ojos no coincida.

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