Llevo unos días optimista.
Resulta que la mitad de personas para las que conseguimos prácticas en empresas
el mes pasado será contratada. Y si además de gustarte tu trabajo, consigues
resultados tan evidentes y visibles y puedes ayudar en algo tan duro y complejo
como es el desempleo ¿Qué más puedes pedir? Esta noticia la supe hoy y la
semana no fue feliz de principio a fin.
Fue una semana con momentos intensamente inciertos, donde a ratos
parecía que todo se tambaleaba. Pero justo esta semana llena de obstáculos
encontré tres personas que se mojaron y que aportaron mucho de si mismas para resolver
cosas y que todo se cerrara bien. Una persona me ayudó a solucionar un
obstáculo burocrático que hubiera podido suponer la pérdida de varias plazas de
prácticas en una empresa (llamó, escribió y peleó). Otra consiguió un recurso
sin el que no hubiera sido posible que una mujer con un hijo a su cargo hiciera
las prácticas (escuchó, entendió y fue flexible). Y otra aceptó ofrecer un
horario de prácticas que posibilita la conciliación familiar (escuchó,
entendió, flexibilizó y empatizó).
Estoy agradecida por la actitud,
generosidad y colaboración de estas tres personas, y por todas las que son como
ellas y me encuentro en el camino. Y es que cuando aparece alguien que te ayuda
sin que ni siquiera sea su función, responsabilizándose, comprometiéndose y
mostrándose colaboradora, disponible y flexible en todo momento, dan ganas de
saltar de alegría y abrazar a esa semidesconocida que de repente por misterios
de la vida se ha convertido en tu cómplice aliada y está tan o más entusiasmada
que tú en que todo se cierre bien y las prácticas se concreten. Y en estas
ocasiones pienso que si todos/as hiciéramos lo justo, lo que nos toca, no
conseguiríamos prácticamente nada. El mundo se construye con la gente que pelea
incansablemente y que roza la línea de las excepciones y los retos
continuamente.
Ahora se cierran también las
actas de a universidad, y algunos/a s alumnos/as, con los que llevo mínimo 5
años de recorrido acompañándolos, se licencian. Y de nuevo recibo como la mayor
medalla del mundo sus generosos mensajes de agradecimiento y felicitación por
mi labor. Trabajar ayudando a personas es sin duda un gran privilegio.
Encontrar aliados/as en esta tarea es un lujo, porque en soledad no se consigue
nada.
Aún queda gente que son personas ante todo. Pero cada vez menos.
ResponderEliminarTienes razón padrino. Por eso celebro cada vez que encuentro a alguien valioso... e intento mantenerlo cerca ;-)
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