sábado, 10 de diciembre de 2011

En busca de la llave perdida



Hoy me ha sucedido una de esas cosas absurdas que si lo intentas y te esmeras no te salen: se me han caído las llaves por una alcantarilla cuando iba a hacia casa.

Como siempre en la vida hay varias opciones. La primera y la más fácil es llamar a alguien que tenga tus llaves y hacer una copia. Pero esta es la opción fácil y cara (la llavecita vale 30 eurazos, por el tipo de puerta). Así que esta opción la descarté enseguidita. Nada como no ser millonaria para agudizar el ingenio.

La segunda opción me la propuso el público. Aunque iba sola, en estas desgracias siempre hay gente que te rodea dispuesta a ayudar, a opinar, a aconsejar... Incluso estuve consolando a una viejita que se veía profundamente compungida por mi situación, y que no estaba valorando que había muchas opciones y que lo íbamos a resolver seguro. La opción del público era llamar a los mossos o a la guardia urbana. "Total, para lo que hacen, por lo menos que te ayuden y saquen la alcantarilla, que hagan algo". Sin entrar en debates sobre si estaban bastante aburridillos u ocupados en este sábado o en general, decidí que tampoco sería esta mi primera opción. La perspectiva de estar esperando sentada un buen rato en un banco y luego hacerme la víctima esperando ser rescatada por la autoridad uniformada no me seduce demasiado.

Y la opción que escogí: rescatar las llaves yo misma, y de forma económica. Así que me fui a una tienda de chinos, y me equipé con el material necesario:

-Alambre

-Palos metálicos para pinchitos

-Gancho metálico

A lo que sumé un clip encontrado en la calle.Armé una herramienta que fui perfeccionando hasta parecer una caña de pescar bastante deforme y cutrilla.

En la operación rescate hubieron dos personas de público fijo: un niño y su padre, que contribuyeron al éxito de la operación, además de público transitorio que iba preguntando qué había pasado, y dando ánimos y deseando éxito. El niño aportaba la magia de los niños: imaginación, fantasía, apoyo moral, frases ocurrentes, y la sensación de que aquello era un trabajo en equipo y ese rescate el acto más importante del mundo, lo que daría sentido a nuestro día... y el padre ayudaba aconsejando en cómo perfeccionar la herramienta. Ambos se sentían muy identificados puesto que la semana anterior habían perdido un coche de juguete del niño en un estanque del parque, y no pudieron recuperarlo. Así que convirtieron mi operación rescate en algo casi personal. Cuando conseguí sacar las llaves el niño me miraba como si fuera heroína nacional, con los ojos llenitos de admiración. "Vamos a rescartar mi coche" -Me pidió-. El padre le explicó que era la hora de la comida, pero que irían en la tarde. "Pero tiene que venir ella, ella si podrá sacarlo" -insistía el niño-. Así que le dije que la magia no estaba en mi, sino en la herramienta construida, y que él era el que me había dado suerte en la operación rescate. Así que le entregué la herramienta que recibió encantado, para que fuera esa misma tarde a rescatar su coche. Y el acto de entrega de esa herramienta imperfecta e improvisada fue hermoso y digno como imagino debían ser los actos de entregas de armas entre guerreros en la edad media antes de las grandes batallas. Cargados de simbolismo y fe. Le deseé suerte y nos separamos. Me sentí McGyver por un rato y bastante poderosa (y un poco mágica). Mi rescate había terminado triunfalmente. Desde aqui deseo éxito a ese niño entusiasta en su rescate. Que la suerte le acompañe.

6 comentarios:

  1. Siento quitar magia al relato, pero en el chino que visitaste hay un kit pensado para estas cosas, Un muelle muy largo con un imán en el extremo, y otro muelle muy largo con una pinza articulada en una punta y un botón magíco en la otra que lo acciona.

    Pero a los Sanchos, no nos gustan las soluciones fáciles.

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  2. ¿Y lo que me divertí fabricando el instrumento? Las opciones fáciles, lejos, lejos, lejos... que nos malacostumbramos;-)
    Estos chinos es que lo tienen todo inventado. Calidad no mucha, pero diversidad de cosas, vaya si tienen...

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  3. ¡Me juego 5 euros a que cuando sacaste la llave gritaste y saltaste!

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  4. JAJAJAJA ¡¡¡Cómo lo sabes!!!. No vale, DanielSan, la gente que me conoce tan bien no puede hacer apuestas que tengo toda las de perder y mis euros son limitados ;-)

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  5. ¿ Hay vídeo del acontecimiento en Youtube ?

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  6. Por el momento en este blog me abstengo de publicar vídeos o fotos mías. JAJA. Me reservo el derecho de ser una payasa en la intimidad.

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